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sábado, 12 de febrero de 2022

COVID-19 - Fascículo 5: Cazado!!!

TERCER INTENTO (04/02/2022): Como podéis observar más abajo, es la tercera vez que trato de dar introducción a este ENCUENTRO que me está costando mucho trabajo parir, casi tanto como el trabajo, los madrugones, horas de carretera y desilusiones que me ha llevado conseguirlo. Además, he tenido la suerte, permitidme la licencia, de que la pandemia se haya alargado y que no quede desfasado el último fascículo COVID-19, y quien sabe, si el último ENCUENTRO que publique, pues cerrar el blog con esta entrada sería el broche de oro.


SEGUNDO INTENTO (06/08/2021): Hace tiempo un buen amigo me advirtió contra desarrollar un virus y lo que no sabía era que ya lo tenía inoculado. Como adelanté, premonitoriamente, en la primera entrega de la serie COVID-19 allá por el mes de mayo de 2020, ya andaba detrás de un ENCUENTRO que, en caso de producirse, sería la licenciatura de este modesto blog y aquí estamos, en una encrucijada sin saber la dirección que debo tomar... 😟😶


PRIMERO INTENTO (03/01/2021): Antes de gestarse la idea de publicar un blog, salir al campo y disfrutar de un paseo en soledad, solo roto por el canto de alguna perdiz o por la carrera de algún despistado y sorprendido conejo, bastaba para sentir el desahogo por el contacto con la naturaleza... pero llegó el día que me enamoré de Sierra Morena y con ella llegaron la berrea, vacaciones en Cardeña, mi primera vez en la sierra de Andújar y las primeras aproximaciones a unos de esos animales míticos, además en peligro de extinción años atrás, el lince; bueno a su hábitat porque era una tarea bien difícil toparse con el gran gato... 😫😶





¿Por qué darle tantas vueltas a publicar una entrada de blog con unas pocas de fotos? Principalmente por el protagonista, unos de los mamiferos más atractivos del mundo y un icono de nuestra fauna ibérica, con permiso del lobo... hablamos del lince, un felino imponente que, gracias a los esfuerzos de las Administraciones y propietarios de muchas fincas, se está recuperando del estado crítico de conservación en que se encontraba.

Siendo así, le he dado muchas, muchas vueltas y he esperado la inspiración que me permitiera hilar un relato que fuera fascinante y que estuviera a la altura del lince. Finalmente, me he dado cuenta de que tratar de hacerle sombra al lince era una tarea bastante complicada y que lo mejor era callarme y dejarle todo el protagonismo al lindo gatito... él será quien dará el broche de oro.

La primera vez fue un ENCUENTRO fugaz que me dejó la miel en los labios pues solo pude pillarle los cuartos traseros...



Aquí me contagió el virus deseando poder trincarlo bien y decorar el blog con este gato. 

El siguiente ENCUENTRO fue aún peor pues un compañero fotógrafo nos paró cuando nos vio pasar en modo búsqueda y nos indicó que estaba a escasos 30 metros detrás de unos juncos...




Este fue un ENCUENTRO frustrante pues, sin saber como, desapareció de los juncos sin que fuésemos capaces de ver hacia donde había ido, sensación multiplicada x100 cuando nuestro gentil compañero nos comentó que, minutos antes de llegar nosotros, había tenido a esa hembra, con dos crías, a muy pocos metros, posándoles a placer, hasta que ya terminó harto de hacerles fotos en todas las posturas posibles.


El tercer ENCUENTRO con el lince fue... no sé como expresarlo con palabras, una experiencia inolvidable. Un 31 de diciembre de 2020, como tantas veces antes, sonó el despertador a las 5:30 de la mañana y para eso de las 6:13 😆 ya estaba camino a Andújar. Era un día especialmente desapacible, con muchísimo frío, tanto que la niebla matinal se había sublimado y pasado directamente a estado sólido, por lo que la escarcha se veía en las vallas de la autovía según había soplado el viento.

Al llegar a la Sierra, el ambiente era aún más gélido, si cabe...





Para las 12 del mediodía, pocos animales se movían salvo para buscar los rayos de sol que reconfortaban tanto como el comer...




Como casi siempre, las curvas de la Lancha, estaban ocupadas por frikis que hasta un día de nochevieja no tenían otra cosa mejor que hacer que irse a la Sierra a pasar frío para hacerle fotos a un gato (😏), auque es cierto que había bastante menos gente que normalmente. De todos modos, a mí no me va eso de sacar una silla del coche y plantarse en una de las curvas a esperar que el gatito asome el bigote por algún lado, así que me voy camino arriba andando, disfrutando del paisaje, sabiendo que esto reduce exponencialmente las posibilidades de ver al lince pero disfrutando mucho más del día en la Sierra.

Como en tantas ocasiones, esto es lo mas cerca que estaría del lince.


Pero en esta ocasión, el madrugón, el frío, la ilusión y el esfuerzo iban a tener recompensa. Haciendo camino, me fijé en una perdiz que tuvo un comportamiento un poco extraño y me preparé para hacerle una foto a la perdiz, mientras por el rabillo del ojo vi como salía entre las encinas un lindo gatito que, sin preocuparle lo más mínimo mi presencia, caminaba de manera pausada por el manto verde, hasta perderse entre las rocas.



Con el corazón que se me iba a salir del pecho y temblándome la cámara entre las manos seguí un poco el camino en la misma dirección que llevaba el lince.... para mi sorpresa, volvió a salir entre las encinas al mismo ritmo que antes.


no solo siguió su paso gatuno ignorándome, sino que se paró en unas rocas, se sentó y me miró durante un par de minutos, que me parecieron eternos...


lástima que fue a la sombra, porque si hubiera sido en una roca al sol la foto hubiera sido aún más espectacular...


En esas, escuché como al otro lado del camino se acercaba un todoterrreno y se bajaban 3 buenos hombres que, a gritos, me dijeron: "¡¡hoy vas a tener suerte, te está posando!!"; y yo solo quería que les cayera un rayo y se cayaran, pues me lo iban a ahuyentar. Pero al lince no le importunaba nada, cuando a él le pareció, siguió su camino entre las encinas


y se volvió a perder entre las rocas...



Traté de repetir la jugada y adelantarme por donde creía que iba a volver a salir... pero el lince ya había decidido que por hoy era suficiente. Y para mí, realmente era así, acaba de vivir una de esas experiencias vitales que jamás olvidaría, mi primer ENCUENTRO cara a cara con un lince, que hasta me había posado.

Obviamente no me veía la cara, pero me notaba una sonrisa que me ocupaba toda la cara y que intentaba disimular, con poco éxito, cuando me cruzaba con algún coche en los 4 kilómetros que me separaban de la zona en la que había aparcado el coche y que ahora tenía que desandar. Parecía que no iba a llegar nunca al coche pues en todo ese camino de vuelta, lo único que pensaba era en llegar al coche, recorrer casi las dos horas y media hasta casa, encender el ordenador, meter la tarjeta y comprobar que las fotos habían salido como parecían verse en la diminuta pantalla de la cámara... ufff, que lejos estaba de casa!!

Era la hora de comer y no tenía ni hambre, quizás estaría enfermo... pero me asomé a las curvas de la Lancha y me llamó un colega fotógrafo al que, antes de disfrutar de mi ENCUENTRO, le había indicado que por las Lanchas se había visto una hembra con crías. Todo emocionado me dijo que estaban visibles, echando una siesta debajo de una encina... pero yo lo que quería era irme para mi casa, ya tenía bastante.





Cuando quise acordar habían pasado un par de horas y, al menos habría que comer algo. Sobre las 5 cinco de la tarde los linces empezaron a moverse y con ellos la pequeña procesión de fotógrafos que les seguíamos la pista...




tuvimos la oportunidad de tenerlos cerca, muy cerca


hasta que tuvimos unos de los regalos más especiales que he visto...


el macho y la hembra iban juntos y al estar en época de celo...


Como os podéis imaginar, esta será unas de las fotos que me guardaré en mi corazón y memoria mientras viva.

Haberme retrasado tantísimos meses en publicar este ENCUENTRO, me ha permitido volver al lugar del crimen... no sé a qué, porque a mejorar estas fotos... va a ser muy complicado. Pero he de decir que, tras el tiempo que he estado sin poder salir al campo por estar convalenciente de una operación, esta ocasión disfruté mi paseo por la Sierra como nunca, escuchando encima mía a las águilas imperiales, posando para mí mitos, picapinos, pito real, urracas, perdices, conejos, etc...












.... y se volvió a repetir la magia, volvimos a cruzar nuestra mirada con una familia lincera. Tantísimas veces me habían dicho que fotografiarlos era cuestión de suerte, que si se le habían cruzado a un ciclista por el camino, que si pasabas por una zona sin verlos y al volver sobre tus pasos en 100 metros aparecían... pues va a ser verdad.







...hubo momentos en que los tuvimos tan cerca que me tenía que retirar para poder encuadrarlos




Por supuesto, voy a seguir saliendo al campo, llevando mi cámara y disfrutando de las maravillas naturales que tenemos cerca y que dan honor al Creador... pero será muy complicado seguir con la aventura de este blog después de esto...


Salu2.

6 comentarios:

  1. Me ha enganchado leer tu encuentro. Me identifico con esas sensaciones que te da la búsqueda en el campo. Gracias por compartir esa emoción, es un lujo poder sentirla también. Salud y a seguir disfrutando de la Natura. Un abrazo, Josema.

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    1. Muchas gracias por comentar. Me alegro te haya gustado. Un abrazote.

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  2. Uauuuu que momentazos Vivir algo así tiene que ser increíble Gracias por compartirlo :)

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    1. Muchas gracias por tu comentario. La verdad es que es un placer poder ver un animal tan bello. Compartirlo es otra faceta del ENCUENTRO que también se disfruta. Saludos.

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  3. Mi enhorabuena, me ha emocionado tus palabras. Un encuentro maravilloso.

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    1. Muchas gracias Mari Carmen, agradezco tus palabras. Salu2.

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