أميرة

Esta primavera ha venido cargada de sorpresas y de un ENCUENTRO que por encima de todos los demás ha supuesto un subidón de emociones, muchas de ellas encontradas. Este ENCUENTRO de nuevo va titulado con un nombre propio: Amira (أميرة).

Empezamos la primavera con todas las expectativas de ENCUENTROS que nos pone delante esta estación con su hermosa explosión de vida e hicimos ya algún pinito con la entrada "Nuevos ojos" del 15 de abril donde pudimos disfrutar de una mañana excelente con algunas anátidas y otras aves acuáticas... pero este ENCUENTRO no llegó a saciarme del todo y pretendía seguir disfrutando del campo.


En medio del trajín de siempre, de buscar el hueco de tiempo para una escapadilla, de pensar en una buena localización, de maquinar dónde y cuándo hacer la foto perfecta... se cruzó por mi camino y por las súper-rondas que solemos recorrer mi mujer y yo un precioso galgo macho, atigrado, que está abandonado y merodea por la zona de la Carretera del Calvario. Ya ha habido varias ocasiones en que se ha presentado la oportunidad de tener otro perro pero nunca me he sentido emocionalmente preparado, aunque siempre me he quedado con muy mal sabor de boca de no poder ayudar a una alma necesitada.

En esta ocasión volvimos a hablar del tema en casa y fue ocurriendo que, tras ver en varias ocasiones a este galgo, le echamos de comer y tratamos de acercarnos por si se dejara coger. Fueron infructuosos los intentos pues el animal se asusta muchisímo en el momento que paras y tratas de acercarte, pero aproveché esos días para ir leyendo acerca de la raza, de los cuidados que necesitan, carácter, etc... Soy de la opinión que antes de adoptar o comprar un perro hay que informarse muy bien, porque es un ser vivo al que nos comprometemos a cuidar, querer y proteger mientras viva, pues no vale eso de deshacerse de un animal cuando después nos incomoda o nos causa algún inconveniente con el que no contábamos, precisamente por no informarnos bien. Los animales merecen nuestro respeto y nuestro compromiso.

Mi cuñado intentó también más de una vez echarle de comer y cogerlo aprovechando el "gancho" de Lucas, pero tampoco pudo ser. Y fue cuando mi hermana y él fueron a la protectora a ver si tenían galgos. Al día siguiente fuimos juntos y de los 4 o 5 que había, esta galga negra, muy desnutrida y cara tristísima se buscó la vida para acercarse a nosotros entre los perros con los que compartía jaula y que seguramente no la dejaban ni comer.

Me llamó la atención su aspecto noble, que entre aquel saco de huesos y pellejo aún hubiera fuerzas para acercarse y olerme, y sus ojos tan expresivos. ¡Qué pena dan tantos animales enjaulados a los que les hemos fallado los humanos y que no pierden la esperanza de mejorar su situacIón guardando tanto cariño y amistad en su interior! Ahí se produjo el ENCUENTRO que da sentido a esta entrada.

Desde luego, la que no deja de sorprenderme y la que me emociona por cuánto se interesa por mi bienestar es mi mujer. Si en el año 2000 decidimos tener a Wokiee desde luego que no fue por iniciativa suya, pero aún así pude comprobar con cuánto cariño y atención lo cuidó y quiso hasta el día que murió. Es verdad que Wokiee me buscaba a mí antes que a ella y que entre nosotros tuvimos una relación incréible, muy especial... pero Carolina no era menos y cuando Wokiee se despistaba y no la veía o cuando salíamos solos y le mencionaba su nombre se desarmaba buscándola.

En este punto hemos estado desde diciembre de 2011 y desde enero de 2012. Han ido pasado los años pero emocionalmente parece que estamos todavía al comienzo del 2012, como si los sentimientos estuvieran atascados y por más que quitabas el tapón de lavabo no había alivio y seguían ahí.

Como dice Dani Martín en su canción "Cero":
 
Todo lo que vimos se nos fue
Soñé que siempre iría al lado
Eso que inventamos ya no es
Ahora solo existe el pasado

Y me toca entender
Qué hacer con tus abrazos
Ahora toca aprender
Como dejar de querer
Saber borrarlo bien
Que igual que vino fue
Que hoy es CERO



Me he tirado más de tres años intentado entender cómo todo lo construido, y que tan feliz me hacía, se podía ir de entre los dedos como si fuera agua. Llegas a tener un sentimiento de inseguridad bestial. Tres años "intentando borrarlo bien", en el sentido de asimilarlo, sin olvidarlos claro porque eso es imposible, y tratando de seguir con la vida, que muestra muchas veces una cara tan fea y dolorosa. 

Pero llevo tiempo sintiendo la necesidad de que todo volviera a la "normalidad", que todo volviera a empezar, a girar, a empezar a construir otra vez de cero.



Pues contando de nuevo con el total apoyo y la complicidad de mi mujer, la que me sorprende lo valiente que es, decidimos dar el paso de adoptar a Amira que está resultando ser un animal extraordiario y que parece haber desatascado de un plumazo todos esos sentimientos que se arremolinaban. 

Los primeros días fueron un tanto desconcertantes para todos. El animal se echó en la cama que le pusimos y se pasaba los días sin apenas moverse; ahora vamos viendo que, además de estar desnutrida, estaba aterrada y aún así trataba de complacer en cualquier cosa que le decíamos o hacíamos.

Como podéis ver, la situción ha cambiado un poco y ahora se siente un poco más confiada...

Para mí , salir con Amira a pasear ha sido un cúmulo de sentimientos pues estaba contento con la nueva oportunidad que le brindábamos, pero por otro lado quería seguir la historia en el punto donde la dejé con Wokiee... me ha costado trabajo ver que Amira es, y se merece ser, una historia totalmente nueva.

Si soy sincero, la adaptación nos está costando a todos, aunque estamos contentos de disfrutar de Amira en casa y quizás le cambiaremos el nombre a "Pulgarcita", pues tiene la costumbre de comer e ir dejando mijitas por todo el piso.... será para encontrar el camino de vuelta por si se pierde en los 600 metros cuadrados del piso ;-)

Además, en el campo no podemos soltarla pues va en "modo caza" desde que lo pisa y pendiente de todo conejo, pajarillo e incluso lagartija que se mueva entre la maleza. Ya hemos "sufrido" como corre la condenada y no queremos exponernos a que se nos pierda detrás de un conejo. No sabemos aún qué vida ha tenido el animal en estos 4 o 5 años que le calculan de vida, ni cómo llegó a terminar en la protectora. Lo que sí tenemos claro es que el animal ha demostrado una fortaleza y unas ganas de vivir dignas de admiración, y que se hace querer aunque tenga sus faltas... bueno como las tenemos todos.

Quisiera concluir esta entrada, que no este ENCUENTRO pues espero poder disfrutar con ella siquiera la mitad de lo que disfruté con mi Wokiee y compartiré por aquí algunas de las vivencias que tengamos, con una reflexión que he leído en estos días: "Todo perro debería tener una casa, y en toda casa debería haber un perro"... y añado, ¡¡si es adoptado de una protectora mucho mejor!!