Sin embargo, en el plano personal ha sido todo lo contrario, un año muy duro (más de lo que soy capaz de expresar), de preocupaciones y problemas que han tenido la guinda más amarga que nunca imaginé. Una de las personas más sabias que ha existido, escribió acerca de los "años calamitosos de los cuales decir: No me trae ningún placer vivirlos". Cierto es que el rey Salomón se refería de manera poética a la vejez, con manos y piernas temblorosas, visión borrosa, pérdida del oído, encorvamiento, etc... pero lo vivido este año ha provocado que esas palabras tengan un significado especial para el que suscribe, pues hay momentos de la vida muy amargos que marcan hitos y a partir de los cuales la "felicidad" pierde la mayor parte de su sentido, aún cuando en el rostro de uno se dibuje una sonrisa.
Aún así, aunque la vida muestre su cara más cruel, toca seguir adelante y hay anclas del alma sin las que sería muy difícil. Una, la más importante para mí, es la fe y que nada tiene que ver con el concepto popular de la credulidad. Y otra, de la que es fiel testigo este blog, es el contacto y la observación del mundo natural que nos rodea. Para mí, más que un bonito hobby, es una necesidad pues me permite reponer fuerzas, desintoxicarme de lo malo, meditar en asuntos edificantes y acercarme al Creador. La fe y la naturaleza son dos pilares en mi vida, con el permiso de familia, amigos y esposa que son un lujo que atesoro.
Un compendio de todo esto significaron las vacaciones de este verano en La Rioja: un placer disfrutar de mi mujer, de mi hermana que es un cielo, de Amira y Lucas, de turismo etnológico y de ENCUENTROS muy interesantes.
Lugar de obligada visita estando en La Rioja son los Sotos de Alfaro. Es un vergel, un lugar maravilloso en el que admirar numerosas especies de aves. Hay una gran cantidad de senderos con rincones muy atractivos pero, en mi modesta opinión, mal indicados. No me considero una persona torpe y me suelo orientar bastante bien, pero los senderos de este lugar parecían un laberinto en el que nunca estabas seguro qué camino escogías y dónde terminarías.
Aún así, no nos pudimos quejar pues dimos con un mirador bastante interesante y disfrutamos mucho de las vistas y de los bocatas de lomo y tortilla que nos hincamos.
Incluso estuvo pululando por allí un Martín y ya sabéis de mi debilidad por esta especie, aunque en esta ocasión no se puso a tiro fue un placer verlo. También es lugar de una colonia importante de aviones zapadores... y es que hay que ir con la guía de aves a todos lados, pues no sabes cuando va a aparecer un lindo pajarito que te saque los colores y tengas que reconocer que no tienes ni idea de que especies es.
Demasiado que uno sepa diferenciar vencejos, golondrinas y aviones; aún así fuimos capaces de identificarlos.
Desde luego que este es un lugar magnífico al que merecería la pena volver.
Disfrutar unos días de asueto en familia, de relax, de descanso de ocupaciones es muy enriquecedor y nada más recomendable que buscar el pueblo más perdido que puedas encontrar...
...donde también hubo oportunidades de afotar, de hacer rutas de senderismo, de cultura y de disfrutar de los paisajes.
Ya de vuelta al sofocante calor andaluz y aprovechando la tórridas noches de verano, sufriéndolas más bien, subimos un par de noches a la Sierra de Aras para cenar unas buenas tortillas de patatas y un tinto de verano fresquito, todo esto en buena compañía con familia y con mi amigo TRON. Y claro, ir con TRON significa "ver bichos" estés donde estés...
...y la sorpresa fueron estas "ratas" de las que nuestros vecinos de merenderos ya estaban quejándose y planeando cual sería el mejor modo de acabar con ellas.
Por cierto, dejando a un lado la vena devastadora que nos caracteriza al ser humano, volvimos a subir otra noche más preparados para tener un mejor ENCUENTRO con los lirones y cual fue nuestra pena que no aparecieron. Eso sí, en un agujero de los que les sirve de madriguera encontramos la razón...
La naturaleza sigue de manera invariable sus ciclos y cada animal busca cumplir con su función en la cadena trófica ajenos a nuestras intenciones e influencias.
Con dos ENCUENTROS más de este año terminamos esta entrada. El primero fue un ENCUENTRO muy significativo con Amira y la playa en Matalascañas. Fue una delicia verla correr en la playa, con una sensación de libertad muy bonita y percibir como disfrutaba de la ocasión... muy enriquecedor.
Demasiado que uno sepa diferenciar vencejos, golondrinas y aviones; aún así fuimos capaces de identificarlos.
Disfrutar unos días de asueto en familia, de relax, de descanso de ocupaciones es muy enriquecedor y nada más recomendable que buscar el pueblo más perdido que puedas encontrar...
Por cierto, dejando a un lado la vena devastadora que nos caracteriza al ser humano, volvimos a subir otra noche más preparados para tener un mejor ENCUENTRO con los lirones y cual fue nuestra pena que no aparecieron. Eso sí, en un agujero de los que les sirve de madriguera encontramos la razón...
Con dos ENCUENTROS más de este año terminamos esta entrada. El primero fue un ENCUENTRO muy significativo con Amira y la playa en Matalascañas. Fue una delicia verla correr en la playa, con una sensación de libertad muy bonita y percibir como disfrutaba de la ocasión... muy enriquecedor.
Y como es fácil de entender... no puedes plantarte en Matalascañas sin pasear por Doñana y la verdad es que es desolador recorrer en coche kilómetros y kilómetros de marisma, de un santuario de fauna salvaje como es este longevo Parque Nacional, y verlo todo seco, sin rastro del agua que es la sangre de este ecosistema de importancia internacional para la migración de tantas especies de aves.
Mal, muy mal pinta la conservación de la fauna salvaje y de los ecosistemas en este país cuando se permite que le ocurra esto, nada más y nada menos, que a este parque tan mítico y tan importante, pues no olviemos que es Patrimonio de la Humanidad.
Mal, muy mal pinta la conservación de la fauna salvaje y de los ecosistemas en este país cuando se permite que le ocurra esto, nada más y nada menos, que a este parque tan mítico y tan importante, pues no olviemos que es Patrimonio de la Humanidad.
Solo encontramos algo de agua en un tramo del Brazo de la Torre, pues parece que estaban dragando un canal cercano y pudimos observar, con más pena que otra cosa, como las aves se concentraban ahí.
Este es otro de mis lugares favoritos y el sitio ideal para llevar acabo mi plan iba a ser el observatorio de madera que hay en el Embalse de las Tejoneras. Hay que madrugar mucho para hacer los casi 150 kilómetros que hay hasta Cardeña y que la claridad del amanecer, antes de los primeros rayos de sol, te pille ya preparado en el sitio y con todo listo para disfrutar del espectáculo de ver como se van desperezando el día y las criaturas.
Tras buscar el hueco entre las ocupaciones, tras todos los preparativos, madrugón inlcuido, y tras el largo viaje con todas las expectativas en alto... se te cae el alma al suelo cuando llegas y descubres que un sitio así está destrozado y que los lugareños, a los que se les supone interés por la Sierra tan maravillosa en la que viven, han tomado el observatorio como lugar de botellón, lugar donde dejar tirada un montón de basura, han roto todas las ventanas y hasta de varias patadas han partido un tramo de la pared que da al embalse, dejando los restos de madera en el agua.
Nunca he pretendido que este blog sea de denuncia, más bien que sea testigo de mis paseos por el monte y de mis ENCUENTROS y compartir con todo el que quiera seguirme esas magníficas sensaciones que tienes cuando estás en el campo, escondido detrás de una red o un hide, y consigues pasar inadvertido para las especies que allí viven. ¡¡Y eso se disfruta mucho!! Pero lamentablemente, es muy común que el escenario que descubres es de abandono, en el mejor de los casos. Por eso, cada día me sigue sorprendiendo más que sigan existiendo especies salvajes que sobreviven a la capacidad destructora que tenemos los humanos, tarde descubriremos que esa capacidad es autodestructora.
Aún así, aproveché todas las redes que llevaba en el coche para tapar todos los huecos posibles y me senté junto a mi trípode y cámara por si caía algo. Solo tuve respuesta de los cormoranes que no paraban de ir y venir... y de mirar con cierto mosqueo ese apaño nuevo que se veía en el observatorio.
... me pude traer este regalo en mi cámara de fotos.
Aquí se acabo la historia, aunque una garza real hizo varios amagos de acercarse al observatorio y también hubo un rayo azul (martín pescador) que vi pasar y me encandiló, pero unos amables pescadores llegaron y se pusieron a sacar todos sus bártulos y a montar y a hacer ruido, etc...
"No hay mal que por bien no venga" se dice y tras tomarnos un cola-cao calentito y buen bocata de lomo y queso nos fuimos camino al mirador natural que hay en el río Arenoso. Esta es una carretera tranquila y la dehesa estaba espectacular.
Salu2.
Se me encoge el alma cuando recuerdo la cuesta�� x lo demás siempre es un placer compartir todo contigo ��te quiero
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