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miércoles, 24 de julio de 2019

Lucentinos ilustres

Últimamente parir cada ENCUENTRO que comparto está teniendo más dificultades de las normales... ya tiene trabajo (que disfruto) salir a campear y retocar foto por foto cada una de las que comparto en el blog. Como sabéis, recientemente tuve que cambiar mi servidor de imágenes, por causas ajenas a mi voluntad, cosa que retrasó muchísimo el último ENCUENTRO; además de darme un trabajo descomunal. Y ahora le ha tocado al programa con el que edito los vídeos... por su culpa perdí dos diferentes días de edición, con sus correspondientes enfados y juramentos en arameo... pero es que el proceso de buscar un sustituto ha sido largo y penoso, probando diferentes editores gratuitos, viendo muchas horas de tutoriales en Youtube, probando y descartando... hasta que al final el elegido ha sido Shotcut.

Todo esto lo que provoca es que se me vaya acumulando el material y tarde mucho en subir los diferentes ENCUENTROS... para eso el blog es mío, para subir las cosas cuando puedo/quiero.

El ENCUENTRO de hoy se empezó a fraguar hace 7 meses... y la culpable fue esta huella que localicé cerca del cauce de un río.




A partir de ahí mi neurona, sí lo reconozco soy unineuronal, empezó a funcionar y ver las posibilidades de trincar al dueño de la huella en plena acción y trincar también a los jabalíes que dejaban sus huellas por la zona. Rápidamente llegó la idea de comprar una cámara de foto-trampeo...







...y tras recibirla llegó el momento hacer alguna prueba en condiciones controladas, con la inestimable e involuntaria ayuda de Amira, ;-)



Después había que dejarla por primera vez en el campo. Así que al atardecer llegué al lugar, dejé la cámara lo mejor posible y me fui para casa. Toda la noche sin dormir pensando en la camarita dichosa y anticipando el momento de ir a recogerla por la mañana y no encontrarla. Cómo es lógico, no hubo resultados favorables, pues una sola noche es poco tiempo y estos animales son sumamente recelosos, la vida les va en ello.

Tras varias conversaciones con amigos y conocidos supe de otra localización y, tras visitar la zona, pude dejar la cámara bien puesta, mejor camuflada y al ser un lugar de raro tránsito la cámara podría quedarse varios días aumentando exponencialmente las posibilidades de un ENCUENTRO exitoso. He aquí el resultado:



Grabar un tejón es un documento impresionante, la suerte del principiante. Normalmente es muy difícil poder grabar mamíferos en el campo, sin contar conejos y liebres, claro, y la cámara de foto-trampeo abre unas posibilidades magníficas de ENCUENTROS  que iré compartiendo... Mejorar la grabación de un tejón va a ser sumamente difícil, el mustélido de mayor tamaño de la Península, del tamaño de un perro mediano, y cuya supervivencia está amenazada, por lo que da más mérito aún a la grabación compartida en un olivar a escasos kilómetros del casco urbano.

Como vemos, compartimos entorno y vidas con una gran variedad de seres vivos con los que tenemos el deber de respetar y proteger, pues aunque sea por egoísmo, vivir en un ecosistema lo más completo y sano posible repercute de forma directa en nuestra salud.

Salu2.

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