- Los sábados eran días muy especiales pues además de descansar de la tediosa labor del colegio, bendita labor tediosa quien la pillara ahora, era el día de estar con los primos Boegas y con la vacas, ordeñando, limpiando el corralón, sacándolas a beber a la fuente de la carretera Cabra y a pastar a las hazas, viendo pasar el tren a la orilla de la vía, incluso alguna vez pusimos una peseta a su paso para que la aplastara, y escuchando desde allí como el reloj de la Plaza Nueva marcaba las horas mientras las pasábamos tirados en la hierba con el peluso. Luego comer "ancá" la chacha Juliana, todos los primos juntos y yendo al patio a ver a los conejos, gatos y gallinas que tenían... los sábados eran una delicia.
